Lectura (II): el cerebro lector
By Juan Carlos López - diciembre 23, 2018
<<El aprendizaje de la lectura supone conectar dos conjuntos de regiones cerebrales que ya están presentes en la infancia: el sistema de reconocimiento de objetos y el circuito del lenguaje>>
Stanislas Dehaene
Stanislas Dehaene
No existe un área cerebral responsable de la lectura. Cuando los niños aprenden a leer, realmente están estableciendo conexiones entre áreas del cerebro destinadas a otras funciones (visuales, motoras, lingüísticas,...) y, con ello, desarrollando nuevos circuitos neuronales que posibilitan la lectura (entre la visual y la fonológica para la lectura en voz alta, entre la visual y la semántica para la lectura comprensiva, etc.). Estudios que compararon personas lectoras con analfabetas, mostraron claramente las diferencias que el aprendizaje de la lectura produce sobre el sustrato neuronal cerebral, en concreto, con mayor materia gris en las personas lectoras en la parte dorsal del lóbulo occipital (encargada de procesar estímulos visuales altamente discriminativos, como las letras), las circunvoluciones supramarginal y temporal superior del hemisferio izquierdo (responsables del procesamiento fonológico) y la circunvolución angular y temporal media posterior (encargada del procesamiento semántico); así como mayor sustancia blanca en el esplenio del cuerpo calloso, importante para la unión de los dos hemisferios en el procesamiento visual de los dos hemisferios (Carreras et al., 2009; Castro-Caldas y Reis, 2000; Cuetos y Domínguez, 2011).
En detalle, el aprendizaje de la lectura necesita el desarrollo de un sistema cortical altamente organizado, que integre los componentes ortográfico, fonológico y léxico-semántico. Este sistema incluye tres áreas cerebrales del hemisferio izquierdo: una dorsal (temporoparietal), otras ventral (occipitotemporal) y otra en la circunvolución frontal inferior.
El sistema dorsal comprende la circunvolución temporal superior con el área de Wernicke, y el lóbulo parietal inferior incluyendo la circunvoluciones angular y supramarginal. Este sistema integra información visual con la fonológica y semántica. Está implicado en el procesamiento fonológico, relevante para el aprendizaje de nuevas palabras, y para poder leer pseudopalabras.
El sistema ventral abarca el área occipitotemporal inferior y la circunvolución temporal media e inferior. Interviene en el reconocimiento ortográfico de las palabras (área de la forma visual de las palabras). Se activa ante palabras presentadas visualmente; pero no si se presentan por vía auditiva. Permite leer la palabra globalmente, de una vez. Cuanto mayor es la habilidad lectora de una persona más se activa este sistema. Las zonas temporales media e inferior se encargan del procesamiento semántico.
Por último, el sistema anterior, se sitúa en la circunvolución frontal inferior. Es responsable de la recodificación fonológica durante la lectura, de la denominación oral, en el habla espontánea y en cualquier actividad que exija pronunciación de fonemas.
La conexión de estas tres áreas da lugar a dos circuitos que se corresponden a las vías propuestas por los modelos dual y del triángulo:
El circuito dorsal o superior, que conecta la zona temporparietal con el frontal izquierdo (área de Broca), a través del fascículo arcuato, y que se encarga de procesar las palabras desconocidas (vía subléxica del modelo dual, vía ortográfico-fonológica del modelo del triángulo). Tiene gran importancia durante el aprendizaje de la lectura.
El circuito ventral o inferior, conecta la zona occipitotemporal (área de la forma visual de las palabras) con el lóbulo frontal, a través del temporal medio e inferior (fascículo longitudinal inferior y fascículo uncinado). Se activa en la lectura de palabras conocidas. Equivale a la vía léxico-semántica del modelo dual, o a la ortográfico-semántica en el modelo del triángulo.
La activación de uno u otro circuito depende del tipo de palabras que se leen (frecuentes-no frecuentes), destreza de los adultos (expertos-no expertos) o el sistema ortográfico (transparente-opaco). Así, el circuito dorsal es el que se activará ante la lectura de palabras desconocidas o pseudopalabras, en lectores noveles y en lenguas transparentes; mientras que el ventral, se activará ante palabras familiares, en lectores expertos y en lenguas opacas.
Ambos circuitos no son independientes y actúan conjuntamente durante la lectura, aportando información fonológica y semántica cooperando. El área de la representación visual de las palabras se va formando a partir de la vía subléxica, ya que esta exige que el lector esté visualmente expuesto al estímulo. Por ello, los niños disléxicos, cuyas dificultades se deben a sus déficits fonológicos, no consiguen pasar al siguiente paso de desarrollar el área visual de las palabras.
<<Reconversión neuronal: Una invención cultural (lectura) puede cambiar, por adaptación, la función de un órgano (cerebro) a otra distinta a la que le dio origen>>
Stanislas Dehaene
Bibliografía:
- Carreras, M., Seguier, M.L.; Baquero, S.; Estévez, A.; Lozano, A. Devlin, J.T. y Price, C.J. (2009) An anatomical signature for literacy. Nature, 461, 983-986.
- Castro-Caldas, A.; Reis, A. (2000). The neurobiological substrate of illiteracy. The Neurocientist, 6, 475-482.
- Cuetos, F.; Domínguez, A. (2011) Lectura. En F. Cuetos (Coord.) Neurociencia del lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones clínicas. Madrid: Panamericana. 137-151.
- Dehaene, S. (2018) El cerebro lector. Últimas noticias de la neurociencia sobre la lectura, la enseñanza, el aprendizaje y la dislexia. Quinta Edición. Buenos Aires: Siglo XXI.
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