Trastorno de Aprendizaje No Verbal (I): ¿Qué es el TANV?
By Juan Carlos López - enero 19, 2019
La lectura, la escritura y
las matemáticas se han considerado clásicamente como las tres áreas principales
del aprendizaje. Sus diferentes expresiones clínicas, unidos al déficit de
atención, han sido las áreas clásicas de evaluación e intervención en el ámbito
infantil, tanto en el contexto clínico como en el educativo. Sin embargo, la evaluación
clínica diaria permite identificar otros déficits en habilidades no menos
relevantes para el desarrollo individual y social que afectan al área motora, la
organización visoespacial y las competencias sociales y de comunicación
interpersonal (Vaquerizo-Madrid et al., 2009).
Este tipo de trastornos
forman un continuo clínico poco conocido y de difícil interpretación por parte
de clínicos y profesionales psicoeducativos, por falta de entidad –y unidad–
nosológica, criterios confusos, solapamiento de síntomas de otras entidades e
inapropiada interpretación semiológica. Aquí nos encontramos con entidades como
el Trastorno del Aprendizaje No Verbal (TANV); el Trastorno del Desarrollo de
la Coordinación (APA, 2002), el Trastorno del aprendizaje del desarrollo del
hemisferio derecho (Cornoldi et al.., 2003), el Trastorno de Aprendizaje
Procedimental (TAP), con y sin TDAH (Crespo-Eguílaz y Narbona, 2009); además de
otros como el Déficit de Atención Motórico Perceptivo (DAMP) (Gillberg, 2003), y su solapamiento
entre ellos y con otros más clásicos en la clínica como el Asperger, o no tan
clásicos, como el Tempo Cognitivo Lento; unos que aparecen en las
clasificaciones internacionales, y otros que no aparecen en estas; pero si en
la práctica clínica.
A pesar de dicha confusión,
es una realidad clínica indiscutible, que muchas veces pasa desapercibida, no
teniéndose en cuenta en su justa medida, especialmente en el ámbito educativo,
cayendo en etiquetas que no se corresponden con la realidad (y que son más
tenidas en cuenta en el ámbito administrativo-educativo), lo que puede afectar
de forma considerable en la intervención con estos niños, en el
sobrediagnóstico de otros trastornos, así como en la desorientación de padres y
profesores.
TANV
El Trastorno del Aprendizaje
No Verbal (TANV), fue acuñado en 1975 por Helmer Myklebust, profesor de la Northwestern University
de Chicago (Myklebust, 1975). Desde algunos años antes, junto a Doris Johnson
(Johnson & Myklebust, 1967), de la misma universidad, se convirtieron en
pioneros en el estudio de las dificultades de aprendizaje, afirmando que podían
darse problemas de aprendizaje en los niños, sin existir deficiencia mental,
parálisis cerebral, deficiencia sensorial o trastornos emocionales (Johnson y
Myklebust, 1971). Estos investigadores, hablaban de un conjunto de niños con
una inteligencia normal; pero con dificultades en la comunicación no verbal y
pobres habilidades sociales, dificultades en el aprendizaje de la aritmética
debido a alteraciones en la organización visoespacial y la integración no
verbal. Manifestaban incapacidad para distinguir rápidamente diferencias en
forma, tamaño y longitud, así como para observar grupos de objetos e indicar
cuál era mayor. Su lectura de palabras era adecuada, mientras que la
comprensión lectora era deficitaria, en particular a partir de los 10 años,
cuando ya se requería pensamiento inferencial. Presentaban alteraciones de su
imagen corporal y sus dibujos de la figura humana carecían de detalle y
organización. En su desarrollo temprano estos niños no habían jugado a juegos
de construcción, exhibiendo grandes habilidades audioverbales.
Posteriormente, Myklebust,
refirió que las dificultades, no se debían a problemas perceptivos en sí, sino
a dificultades en la imaginación y en la memoria, con un déficit básico en el
almacenamiento más que en el recuerdo. Ante una pobre percepción social se ve
limitada la propia experiencia y restringida la capacidad de razonamiento y la
conducta adaptativa. Con ello, añadió una serie de problemas concomitantes al
trastorno: relaciones sociales alteradas; pobres habilidades de autocuidado;
dificultades en aprender a diferenciar derecha-izquierda, decir la hora, leer
mapas o seguir direcciones; alteraciones en matemáticas, y déficit en el
aprendizaje del significado de las acciones de los demás.
Muchos años después a estos
pioneros, el neuropsicólogo Byron P. Rourke (1987, 1989, 1995, 2002), profesor
de psicología en la Universidad de Windsor (Canadá), se convirtió en el
principal exponente del estudio de lo que denominó síndrome de dificultades del aprendizaje
no verbal. Rourke hacía referencia a una tríada de déficits: a) cognitivos,
entendidos como el origen del resto de dificultades, b) académicos, y c)
socioemocionales y de adaptación, relacionando estos déficits a alteraciones de
sustancia blanca en el hemisferio derecho.
Diagnóstico
Desde el punto de vista
neuropsicológico se observan dificultades en un amplio abanico de funciones
cognitivas relacionadas con el hemisferio derecho. Pueden darse discrepancia en
el rendimiento entre capacidades verbales y no verbales en las evaluaciones
típicas de inteligencia, aunque en algunos trabajos recientes se le resta
importancia a este aspecto, centrándose en los puntos fuertes y débiles de cada
niño a nivel cognitivo (Colomé et al., 2009). El diagnóstico de dificultades de
aprendizaje no verbales es más difícil de detectar en los primeros años,
pasando inadvertido, por lo que el diagnóstico suele darse de forma tardía
(Rigau-Ratera et al. 2004).
Rourke apuntó que los
déficits principales en el TANV se dan en habilidades motoras/psicomotoras,
táctiles/perceptivas, visoespaciales, de resolución de problemas y mecánica
aritmética. Por el contrario, demuestran destreza en habilidades lingüísticas y
en lectura de palabras y deletreo. Por tanto, las habilidades académicas se
caracterizan por presentar áreas de destreza y áreas deficitarias
(Schlumberger, 2005).
En el ámbito lingüístico, respecto a la escritura, en los primeros años del desarrollo se observan dificultades visomotoras que interfieren en la adquisición de habilidades grafomotoras, que desaparecen con la práctica. Presentan un buen rendimiento en el dictado de palabras aisladas, pero con dificultades en la organización del discurso en la expresión escrita. A pesar de sus problemas visoespaciales iniciales, requisito para la adquisición de la lectura, los niños desarrollan habilidades adecuadas de lectura de palabras. La comprensión de textos es inferior a la de palabras, aumentando la dificultad con la edad, con la presentación de material novedoso o que requiere un proceso inferencial.
Muestran importantes dificultades en matemáticas, en procesos de adquisición y comprensión de operaciones matemáticas mecánicas y programáticas, así como para el cálculo, aunque tienden a mejorar con los años de escolarización. Leen de forma errónea los signos matemáticos, alinean mal las líneas y columnas de los números, pudiendo omitir pasos, siendo las dificultades de tipo espacial. Presentan déficits persistentes en el tiempo para la comprensión de conceptos complejos y resolución de problemas en ciencias. También, debido a sus problemas para la integración visoespacial, que les provocan dificultades con los esquemas y la información icónica, exhiben bajo rendimiento en el uso de las TIC´s.
En el ámbito lingüístico, respecto a la escritura, en los primeros años del desarrollo se observan dificultades visomotoras que interfieren en la adquisición de habilidades grafomotoras, que desaparecen con la práctica. Presentan un buen rendimiento en el dictado de palabras aisladas, pero con dificultades en la organización del discurso en la expresión escrita. A pesar de sus problemas visoespaciales iniciales, requisito para la adquisición de la lectura, los niños desarrollan habilidades adecuadas de lectura de palabras. La comprensión de textos es inferior a la de palabras, aumentando la dificultad con la edad, con la presentación de material novedoso o que requiere un proceso inferencial.
Muestran importantes dificultades en matemáticas, en procesos de adquisición y comprensión de operaciones matemáticas mecánicas y programáticas, así como para el cálculo, aunque tienden a mejorar con los años de escolarización. Leen de forma errónea los signos matemáticos, alinean mal las líneas y columnas de los números, pudiendo omitir pasos, siendo las dificultades de tipo espacial. Presentan déficits persistentes en el tiempo para la comprensión de conceptos complejos y resolución de problemas en ciencias. También, debido a sus problemas para la integración visoespacial, que les provocan dificultades con los esquemas y la información icónica, exhiben bajo rendimiento en el uso de las TIC´s.
En cuanto al ámbito social, los niños con TANV
presentan problemas de adaptación a situaciones novedosas, tienen baja eficacia
en las relaciones sociales, con problemas para la comprensión de claves
sociales, decodificar las expresiones faciales, el lenguaje corporal y la
prosodia del lenguaje, interpretando mal las respuestas emocionales de los
demás, haciendo inferencias incorrectas, dando lugar a conductas inadecuadas al
contexto, viéndose su conducta como extraña por los demás. Esto le genera
problemas crónicos para el establecimiento de relaciones personales, siendo
rechazados, tendiendo al aislamiento. Dado que con los años se van haciendo las
relaciones sociales más complejas, se van acentuando los problemas. Puede darse
habilidades sociales sobreactuadas y estereotipadas fruto del entrenamiento.
Los niños con TANV tienden a
la hipercinesia, siendo catalogados como disruptivos, con trastornos de
conducta e hiperactivos.
Emocionalmente tienden a la baja autoestima, a aislarse, con mayor
tendencia a psicopatología emocional (ansiedad, depresión). Suele haber
antecedentes familiares de TDAH, trastorno bipolar y consumo de sustancias.
Rourke (2002) desarrolló los
siguientes criterios diagnósticos:
- Déficit bilateral en la percepción táctil, generalmente más marcado en el hemicampo izquierdo. La percepción táctil simple puede alcanzar niveles normales a medida que el niño crece, pero la interpretación de estimulación táctil compleja permanece alterada.
- Alteraciones bilaterales en la coordinación psicomotora, generalmente, más acentuadas en el hemicuerpo izquierdo. Las habilidades motoras simples y repetitivas pueden alcanzar niveles normales con la edad; pero las complejas permanecen alteradas o empeoran en relación con las normativas para la edad.
- Graves dificultades en la organización visoespacial. La discriminación visual simple puede alcanzar niveles normales con la edad; pero las habilidades de organización visoespacial complejas empeoran en relación con las normativas para la edad.
- Dificultades para trabajar en situaciones nuevas o complejas. Fuerte tendencia a apoyarse a reacciones aprendidas de memoria (a menudo inapropiadas a la situación) e incapacidad para aprender o adaptar respuestas en relación con la retroalimentación. Uso frecuente de respuestas verbales en lugar de los requisitos de adaptación a la situación nueva. Estas tendencias se mantienen o empeoran con la edad.
- Déficit en la resolución de problemas no verbales, en la formación de conceptos y en la prueba de hipótesis.
- Dificultades en la percepción del sentido del tiempo. Alteración de la estimación del tiempo durante un intervalo y en la estimación de la hora del día.
- Buen desarrollo en las habilidades verbales automatizadas (p.e. lectura y deletreo de palabras), con frecuencia superiores a las normas de edad, en un contexto de pobres habilidades de comprensión lectora (particularmente niños mayores).
- Verborrea caracterizada por ser mecánica y repetitiva, con alteración de contenido y déficit en los aspectos pragmáticos del lenguaje.
- Dificultades en la mecánica aritmética.
- Marcados déficits en la percepción, el juicio y la interacción social que llevan a menudo al aislamiento. Fácilmente sobrecargados por situaciones novedosas, los niños tienden hacia la ansiedad extrema, e incluso al pánico. Alta probabilidad de desarrollar psicopatologías internalizantes (p.e. depresión en la infancia tardía y la adolescencia).
Algunos estudios no han apoyado esta conceptualización, sobre todo, en lo que respecta a la dificultad en destrezas motoras y de percepción (Wilkinson, Semrud-Clikeman, 2008; Semrud-Clikeman y Teeter, 2011). Las áreas que los resultados de la investigación han avalado incluyen prosodia, atención, dificultades en las matemáticas, en el juicio social y en la solución de problemas (Semrud-Clikeman y Fine, 2008). Son necesarios más estudios porque no está claro qué síntomas constituyen criterios diagnósticos y cuáles son correlaciones.
- American Psychiatric Association (2014) Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5ª Edición) (DSM-V). Washington, D.C.: Autor.
- Colomé, R.: Sans, A., López-Sala, A., Boix, C. (2009) Trastorno del aprendizaje no verbal: características cognitivo-conductuales y aspectos neuropsicológicos. Revista de neurología, 68 (Supl. 2), S77-S80.
- Cornoldi, C., Venneri, A., Marconato, F., Molin, A., Montinari, C. (2003) A rapid screening measure for the identification of visoespatial learning disability in schools. Journal of Learning Disabilities, 36, pp 299-306.
- Crespo-Eguílaz, N. y Narbona, J. (2009) Trastorno de aprendizaje procedimental: características neuropsicológicas. Revista de Neurología, 49 (8), pp 409-416.
- Gillberg, C. (2003) Deficits in attention, motor control, and perception: a brief review. Archives of Disease in Childhood, 88, pp. 904-910.
- Johnson, D.; Myklebust, H. R. (1967). "Non verbal Disorders of Learning". En Johnson, D. y Myklebust, H.R. Learning disabilities: educational principles and practices. New York: Grune&Stratton. pp. 272–306.
- Myklebust, H.R. (1975) Non verbal learning disabilities: Assessment and interventions. En H.R. Myklebust (Ed.) Progress in learning disabilities (Vol. 3). Nueva York: Grune and Stratton, pp. 85-121.
- Rigau-Ratera, E.; García-Nonell, C.; Artigas-Pallarés, J. (2004) Características del trastorno de aprendizaje no verbal. Revista de Neurología, 38 (Supl 1): S33-38.
- Rourke, B.P. (1987) Syndrome of nonverbal learning disabilities: the find common pathway of white-matter disease/dysfunction? Clinical Neuropsychologist, 3, 209-234.
- Rourke, B.P. (1989). Nonverbal Learning Disabilities: The Syndrome and the Model. Guilford Press.
- Rourke, B.P. (1995) Syndrome of nonverbal learning disabilities: manifestations. New York: Guilford Press.
- Rourke, B.P. (2002) Syndrome of nonverbal learning disabilities: neurodevelopmental manifestations. New York: Guilford Press.
- Schlumberger, E. (2005) Trastorno del aprendizaje no verbal. Rasgos clínicos para la orientación diagnóstica. Revista de Neurología, 40 (Supl. 1), S85-S89.
- Semrud-Clikeman, M.; Fine, J.G.(2008) A meta-analysis of the neuropsychological of NVLD. Paper presented in International Neuropsychological Society.
- Semrud-Clikeman, M; Teeter, P.A. (2011) Neuropsicología infantil. Evaluación e intervención en los trastornos neuroevolutivos. Madrid: Pearson.
- Vaquerizo-Madrid, J.; Ramírez-Arenas, M.; Cáceres-Marzal, C.; Arias-Castro, S.; Fernández-Carbonero, M. y Valverde-Palomares, R. (2009) Trastornos del aprendizaje no verbal: estudio clínico y tratamiento farmacológico. Revista de Neurología, 48 (Supl 2), S83-S87.
- Wilkinson, A.; Semrud-Clikeman, M. (2008) Motor speed in children and adolescents with nonverbal learning disabilities. Paper presented in International Neuropsychological Society.
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